Por: Carlos Andrés Naranjo Sierra
Juan Carlos Hernández me recibe amablemente. Es un hombre simpático y
menudo. De contextura gruesa, cabeza redonda y motilado a tope. Dirige el departamento de morfología de la Fiscalía, sede Antioquia y Chocó, y es el encargado de coordinar las reconstrucciones de los rostros postmortem y los retratos hablados.
Después de mucho insistir he conseguido esta cita para continuar con nuestro estudio en PSICOSAPIENS sobre la memoria y los retratos hablados, en el que partimos del supuesto de que las variables que intervienen en la realización de un retrato son tantas que es menester reducirlas para que sean un poco más fiables sus resultados.
Juan Carlos me cuenta que para disminuir las distorsiones en el resultados del retrato, no toman las descripciones del testigo «en caliente» sino dos o tres días después del acontecimiento. Una vez llega la persona a describir al sospechoso, se le saluda y, se le realiza una breve entrevista con el fin de llenar lena un preformato de la Fiscalía en el que se toman en cuenta los rasgos físicos generales de quien se describe, como sexo, estatura, peso aproximado, rasgos específicos, etcétera, y luego se
procede con el retrato.
Cada dibujante tiene una forma particular de comenzar, pero lo habitual es que comience por la forma de la cara y luego pase a los detalles del rostro como, nariz, ojos y boca. A medida que se va haciendo el retrato se va corroborando con el testigo, si se asemeja o no, y se le pide al final que puntúe de uno a diez qué tan similar considera qué es el retrato con respecto al sospechoso.
Si el retrato puntúa muy bajo, se recurre a ayudas audiovisuales como ojos, narices, bocas, orejas, y demás partes del rostro, prediseñadas en plantillas, y se le muestran al testigo fotografías de posibles delincuentes que actúan en el área para ver si hay alguna coincidencia. Este proceso toma aproximadamente dos horas por cada testigo.
Juan Carlos dice que las reconstrucciones de cadáveres son más fidedignas pues se tiene el material sobre el cual reconstruir, con plastilina o computador, cada parte del rostro. Además es posible publicarlos en los medios de comunicación. En cambio, los retratos hablados no pueden publicarse, al menos los de la Fiscalía, ya que no se tiene clara la identidad del delincuente y podría afectar el buen nombre de ciudadanos del común.
La mayoría de los retratistas son dibujantes o diseñadores. Juan Carlos es profesor de Juan Galvis, miembro de la Policía Nacional Colombiana, quien me ayudó en la entrevista inicial para abordar este tema. Por la escazes de este tipo de perfiles en los organismos de investigación del estado, tanto Juan Carlos como Juan, deben viajar constantemente a otras partes del país a encontrarse con los testigos para realizar los retratos hablados.
¿Qué tan acertado es un retrato hablado? Juan Carlos considera que depende de varios factores. Entre ellos el tipo de delito. Los delitos como el atraco tienen pocas probabilidades de generar un buen retrato pues la gente estaá expuesta por poco tiempo al asaltante y recuerda más el arma que la persona. Los delitos como la violación, la extorsión o el secuestro tienen mejores perspectivas pues la víctima logra estar en contacto con el victimario por un período de tiempo más prolongado.
Pero no sólo los aspectos visuales son importantes en un retrato hablado. Por ejemplo: los olores, el tono de la voz, el acento o alguna alteración en la locomoción o la similitud con otra persona conocida, pueden revelar detalles importantes que permitan comenzar a identificar al agresor.
Incluso, en ocasiones, el exceso de detalles en la descripción puede revelar aspectos claves en el caso, como el falso testimonio como intento por involucrar a alguien conocido en un ilícito como una forma de venganza personal. Este último caso es muy común en mujeres que desean hacer pasar a compañeros por abusadores sexuales.
¿Podemos confiar entonces en los retratos? Juan Carlos cree que no ciegamente, pero por ahora es uno de los elementos con los que contamos mientras el software de rostros y los kits de identificación se popularizan y mejoran su facilidad de manejo, aplicación y nivel de acierto.
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